Enigma 52

Enviado por Roman en

Por Román Ceano

Hitler había contemplado con estupor el desarrollo de los acontecimientos. La derrota en Libia era dolorosa, porque seguramente envalentonaría a los ingleses, a los que suspuestamente había que derrotar a base de destruir su moral. Además, todos los puertos africanos del Mediterráneo oriental quedaban en sus manos, por lo que la Marina inglesa podría continuar controlando ese mar. Pero lo que era estratégicamente intolerable era lo que había pasado en Grecia.

Grecia era una gran aliada de Inglaterra (había forzado su independencia de los turcos el siglo anterior). Hitler temía que ahora se convirtiera en una base para atacarle por la espalda. Se había dado cuenta de que todo su ejército se alimentaba de petróleo, y la única fuente de que disponía estaba en Rumanía, a un tiro de piedra de Grecia. Ya no era cuestión ni siquiera de invadir, sino de que los ingleses podían bombardear los pozos a placer desde bases griegas, una vez que la estupidez de Mussolini había obligado a Grecia a romper su neutralidad.

Decidido a impedirlo a toda costa, presionó al gobierno búlgaro hasta que éste también renunció a la neutralidad, pero en sentido inverso. El 1 de Marzo las fuerzas alemanas desplegadas en Rumanía empezaron a cruzar el Danubio para tomar posiciones en Bulgaria. Desde allí amenazaban Grecia directamente. A continuación, Hitler empezó a presionar a Yugoslavia para que siguiera el mismo camino. Quizás fuera posible hacer volver a Grecia a la neutralidad a base de amenazarla desde todas sus fronteras y, en caso contrario, habría que optar por la invasión. Turquía también recibió diplomáticos alemanes que competían con los ingleses por el favor del gobierno de ese país.

Mientras Hitler movía sus piezas en los Balcanes, con el objetivo de ahorrarse una campaña militar de resultado incierto, un acontecimiento en apariencia trivial, ocurrido miles de kilómetros al norte, permitiría dar un pequeño paso más a sus enemigos secretos de BP.

Siguiendo la experiencia de la guerra peninsular de Wellington, Churchill quería formar guerrillas en todos los países ocupados por Alemania. Para ello creó el SOE (Departamento de Operaciones Especiales), que aunque al principio tenía su sede en BP, muy pronto se movió a otra localización en la que dispusiera de espacio para entrenar a sus unidades. Estas unidades debían infiltrarse en el territorio ocupado por los alemanes y hostigarlos para que las poblaciones locales tomaran ejemplo y se alzaran. Una vez estas guerrillas locales estuvieran sobre las armas, podrían ser apoyadas tanto mediante operaciones puntuales como con abastecimiento aéreo.

Uno de los primeros objetivos del SOE fue la costa noruega y una de sus primeras operaciones estaba en pleno desarrollo el 4 de Marzo, cerca de las islas Loffoten.

La operación consistía en desembarcar varios grupos de comandos para que volaran un depósito de combustible y una fábrica de pescado. No eran grandes objetivos, pero se trataba de empezar con algo y los mandos del SOE estaban ansiosos por demostrar a Churchill que eran capaces de operar en territorio enemigo.

Sobre las 6.20 de la mañana, el destructor HMS Somali -a bordo del cual iba el comandante de la operación- vió al arrastrero Krebbs (en realidad otro barco alemán más, camuflado como pesquero) salir a toda velocidad del puerto de Svolvaer, que estaba siendo atacado desde tierra por los comandos. Abrió fuego sobre él y tras varias andanadas mató a la mayor parte de la tripulación. El Krebs quedó navegando sin control y en llamas mientras el destructor continuaba su patrulla.

Tres horas más tarde, al volver a pasar por el lugar, los vigías observaron que el arrastrero flotaba inmóvil junto a una pequeña isla. Tras varias discusiones entre el oficial de señales -que conocía las directivas del Almirantazgo- y el capitán, que no quería correr riesgos, un grupo de abordaje subió a un pequeño pesquero noruego -que se había aproximado para expresar su apoyo a la causa aliada- y se dirigió al Krebs.

Al acercarse, la tripulación superviviente los saludó con una bandera blanca. Registraron el barco y en la cabina del capitán, Warmington, el oficial de señales del Somali, descerrajó a tiros un armario, en el que encontró varios documentos y un par de ruedas. Cuando volvió a cubierta, leyó una señal de heliográfo que le enviaba el Somali. El capitán le avisaba de que si no regresaba de inmediato, lo abandonaría.

Pocos días después los documentos estaban en BP. Warmington, gracias a su insistencia -ya que otros barcos alemanes habían sido hundidos durante la operación sin intentar abordarlos- había conseguido las claves de Febrero de Enigma para la flota con base en Alemania, que eran compartidas por la mayor parte de la Marina alemana. Con estas claves, Turing y Twin prosiguieron su trabajosa deducción de las tablas de dígrafos. Era un avance muy lento. Para los muchos que no entendían el funcionamiento de la Enigma naval, la aparente incapacidad de la pareja de matemáticos para emular los éxitos del Cobertizo 6 a pesar de la captura, resultó una nueva frustración.

A Churchill le gustó leer sobre la operación Claymore, que se cerró sin ninguna baja propia, pero no podía echar las campanas al vuelo por un éxito tan pequeño. Su mente estaba absorbida por otro problema mucho más acuciante. Le atormentaba la duda sobre si enviar tropas a Grecia o no. Su instinto le decía que no, porque aquello tenía un aspecto muy parecido a la invasión de Noruega de un año antes, con el agravante que era el mismo teatro de operaciones de Gallipoli, otra espina de doloroso recuerdo. Pero su empatía con la nación griega, en cuya guerra de independencia habían luchado muchos de sus héroes juveniles, impulsaba irresistiblemente su romanticismo natural.

Los diplomáticos ingleses también querían enviar soldados, para convencer a Yugoslavia y Turquía de que no era peligroso tomar partido por los aliados. Los generales, aunque sin negarse, para no incurrir en las iras del primer ministro, buscaban problemas y motivos para aplazar la decisión. Finalmente, la misma dinámica de hablar de ello todo el tiempo determinó el envío de varios convoyes de tropas que debían partir de Alejandría a finales de Marzo.

La principal amenaza para el cruce lo representaba la flota italiana, que aunque debilitada por el ataque en Tarento unos meses antes, vigilaba la ruta desde sus bases metropolitanas, apenas a un día de navegación de los puertos griegos. Knox y Mavis Lever descifraron muchos mensajes con las órdenes contradictorias que llovían sobre la Marina italiana: no arriesgarse, pero impedir el cruce desde Alejandría hasta el Peloponeso.

El 25 de Marzo descifraron un mensaje de SUPERMARINA (Alto Mando de la Marina Italiana) al comandante de la isla de Rodas. El mensaje decía "Hoy, 25 de Marzo es el día X-3", significando que al cabo de tres días se lanzaría algún tipo de operación. Se estudiaron muchas opciones posibles en relación a otros mensajes, como desembarcos en Libia, traslado de aviones alemanes a Palermo, etc... sin llegar a nada concluyente. Entonces el mensaje fue enviado al Almirante Cunningham, comandante de la flota del Mediterráneo con base en Alejandría. Se utilizó la expresión "de la fuente más secreta" para indicarle que provenía de un desciframiento de Enigma.

Cunningham y su Estado Mayor debatieron las posibilidades, pero no tuvieron dudas sobre de qué operación se trataba. La coincidencia entre el día indicado y los convoyes les llevó a la conclusión de que la operación consistiría en una incursión de la Marina italiana para hundir los transportes de tropas con destino a Grecia.

 

© Román Ceano. Todos los derechos reservados.